miércoles, 30 de julio de 2008

Coincidencias?

Hugo Chávez, durante su programa radial del pasado domingo, felicitó al presidente del Ecuador, así como a la Asamblea Constituyente, por el trabajo realizado en la redacción del flamante texto constitucional. Y aunque ha comentado que cada proceso tiene su propia particularidad, no ha encontrado mayores similitudes con lo ocurrido en Venezuela desde 1999. ¿Es esto así? ¿Qué piensa usted, estimado lector?

Para los que todavía no salen del estado de candor o para aquellos que armándose de valor se han propuesto leer ese lírico mamotreto de 444 articulados, quisiera sugerirles algo aún más interesante: ¿por qué no analizan, a más de las constituciones, los procesos seguidos en ambos países? Si examinan con cuidado van a darse cuenta de qué estoy hablando.

Comencemos. Roberto Viciano. Uno de los ‘genios’ españoles que asesoraron a Chávez en el proceso constituyente y que luego él mismoenvió a Ecuador.

Eso no es nada. Sigamos. Según los consejos de estos señores y las ambiciones de quienes los contrataron, la mejor manera para conquistar el poder era armar una estrategia electoral basada en el desprestigio y ataque a los supuestos causantes de los problemas: los partidos políticos. Esto, a más de profundizar la aguda crisis institucional de estos países, no implicó necesariamente un cambio en términos políticos. Se siguieron aplicando las mismas prácticas.

Para Chávez y Correa el asunto no solo radicó en ganar elecciones. Desde un inicio hubo la intención de acumular más poder y de conservarlo. Para ello, el camino a seguir no fue la revolución (palabra que pregonan hasta el cansancio) sino recurrir a un reformismo burdo que consistió en impulsar un proceso constituyente donde una amplia mayoría oficialista termina aprobando un texto acorde a sus intereses.

Si ustedes comparan, van a ver que en ninguno de los dos países hubo un proceso de diálogo y concertación verdadera. Y cuando acogieron ciertos criterios de la oposición solo fue en cuestiones poco sustantivas. En cuestiones claves, me refiero a lo orgánico de una constitución, se tendió en ambos países a la concentración extrema de poder en el Ejecutivo, limitando importantes facultades que tenían antes el Legislativo y Jurisdiccional.

Qué decir de la toma por parte de Chávez y de Correa de los principales órganos de control.

Pero lo peor de todo reside que tanto en Venezuela como en Ecuador la gente se dejó engañar por falsos líderes que han pretendido encarnar a la nación. No solo ello. Se han convertido en sujetos pasivos, acríticos y alienados, donde el que define las cosas no son ellos mismo sino los supuestos custodios de una revolución que nunca existió. Los cambios profundos se hacen con individuos conscientes y autónomos. Allí está el verdadero sentido de toda acción política.

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